La reciente actualización de los Criterios y Estándares de acreditación por parte de la Comisión Nacional de Acreditación ha generado una serie de desafíos significativos en el ámbito de la Vinculación con el Medio (VcM) para las Instituciones de Educación Superior (IES).
Estos nuevos lineamientos abogan por un enfoque más integral y dinámico hacia la gestión de la información derivada de las acciones de VcM.
En el panorama actual de la vinculación con el medio, los desafíos y las exigencias han experimentado una notable evolución. Antes de la introducción de los actuales Criterios y Estándares (CyE), bastaba con informar sobre la existencia de los mecanismos o instrumentos aplicados y la entrega de datos principalmente cualitativos sobre las actividades que se realizaban a partir de estos.
Por lo tanto, las plataformas de VcM estaban diseñadas como sistemas destinados a recopilar y almacenar de forma centralizada datos, buscando asegurar la disponibilidad y accesibilidad de la información en todo momento, evitando la dispersión de información en múltiples sistemas o documentos.
En la actualidad, los sistemas que se limitan a generar datos estáticos o que simplemente actúan como repositorios centralizados, ya no son adecuados. Por el contrario, se necesita un enfoque más integral y dinámico que no solo registre las acciones realizadas, sino que también permita que -a partir de evaluaciones cualitativas- se pueda generar conocimiento para fomentar una mejora continua en las prácticas tanto de vinculación con el medio, como en el funcionamiento general de la institución. Especialmente en los procesos formativos.
Organizaciones que Aprenden
La implementación de un sistema de gestión del conocimiento representa un cambio significativo en la concepción del propósito de la vinculación con el medio. En lugar de considerar los mecanismos y sus actividades asociadas como eventos aislados dentro de una institución, ahora se ven como componentes integrales de un proceso continuo de aprendizaje organizacional.
Mediante la captura y análisis de datos, la identificación de buenas prácticas y lecciones aprendidas, y la colaboración entre diversos actores involucrados, entre otros aspectos, se pueden establecer ciclos de retroalimentación que impulsen la mejora continua del quehacer institucional.
Este cambio contribuye a que las instituciones se transformen en organizaciones inteligentes que aprenden de sus prácticas, empleando de manera activa los datos obtenidos para mejorar su desempeño y alcanzar sus objetivos institucionales.
Para ello es necesario diseñar herramientas y procesos pertinentes a la cultura organizacional para recopilar, analizar y utilizar la retroalimentación obtenida de las acciones de vinculación con el medio, a través de distintas funcionalidades que pueden ser facilitadas por una plataforma de gestión del conocimiento, que brinde una comprensión holística de los resultados de las evaluaciones.
Sistemas de Gestión del Conocimiento
El compromiso de las organizaciones que aprenden las impulsa a desarrollar sistemas más sofisticados para recopilar datos significativos sobre sus acciones de vinculación con el medio, yendo más allá de las estadísticas cuantitativas.
Para ello, una plataforma de gestión de conocimiento apunta a generar flujos y organización de la información entre sus distintos módulos, facilitando así la organización y el análisis de los resultados obtenidos, de manera de identificar áreas específicas de mejora en los programas académicos de las diferentes carreras, como la actualización curricular, la infraestructura educativa o el desarrollo de nuevas estrategias de enseñanza y aprendizaje, entre otros.
De esta manera, se gestiona la información para agilizar el análisis y la comprensión de los resultados de las acciones, identificando tendencias y patrones, que permitan adquirir aprendizajes y nuevos conocimientos que aportan al desarrollo de procesos de retroalimentación.
Al proporcionar esta información a las autoridades pertinentes de la institución, se les permite tomar decisiones basadas en evidencias sobre posibles cambios o actualizaciones requeridos en aspectos relacionados con la formación de los estudiantes, lo que a su vez contribuye a la mejora continua de la calidad educativa.
Aprendizaje colectivo
El aprendizaje colectivo es otro aspecto relevante que considerar. Es importante utilizar herramientas que fomenten la colaboración y participación de múltiples actores tanto de la comunidad interna como externa, ya que estos procesos de aprendizaje son un esfuerzo conjunto para reflexionar sobre experiencias pasadas, tanto éxitos como desafíos, identificar lecciones aprendidas y generar ideas para la mejora.
Una plataforma de gestión del conocimiento también promueve la colaboración y el intercambio de información entre diversas partes interesadas al ofrecer espacios virtuales para la comunicación y la interacción de ideas. Esto facilita la colaboración entre equipos y la generación de conocimiento colectivo mediante la compartición de experiencias y la discusión de ideas en un entorno virtual colaborativo.
A través de estas instancias se promueve el aprendizaje compartido y la generación de conocimiento que se enriquece colectivamente, incluyendo la discusión y el intercambio de ideas y experiencias, la difusión de buenas prácticas, lecciones aprendidas y experiencias exitosas entre diferentes proyectos y áreas de la institución, así como la creación de comunidades de práctica en torno a estos temas.
Estas comunidades también pueden servir para capturar el conocimiento tácito o implícito que reside en las experiencias, habilidades y perspectivas de los individuos, mediante la incorporación de herramientas para la narración de historias o la documentación de lecciones aprendidas, entre otros.
Implicaciones y Conclusiones
La transición de un enfoque de recopilación de datos a uno orientado al aprendizaje organizacional representa un cambio significativo y fundamental en la adaptación de las Instituciones de Educación Superior a las nuevas demandas en el ámbito de la Vinculación con el Medio.
Y esto implica pasar de la cultura de los datos a la gestión del conocimiento que les permitan aprender de sus prácticas, a partir del desarrollo de herramientas personalizadas adaptadas a las necesidades específicas de cada institución. Esta transformación no solo beneficia a las propias instituciones, sino también a la sociedad en su conjunto, al promover un enfoque más integral y efectivo hacia la vinculación con el medio.